domingo, 31 de enero de 2016

Dolor, promesas, amor

Amor es una palabra muy grande. No solo porque englobe un sentimiento fuerte que es difícil de explicar y definir, sino porque habla de muchas formas de sentir intensamente por alguien más. Existen todos esos tipos de amor convencionales, todos esos que creemos sentir: por nuestra pareja, nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hermanos; pero también hay muchos otros que creemos desconocer. Si no fuese así, ¿por qué es distinto cada vez?

Claro que, todos tienen cosas en común. Nunca sabemos de dónde proviene y, dicen, que sólo si no podemos explicarlo es amor de verdad. Puede que sea cierto, puede que no. La cuestión es que amar, sea como sea, es algo que te sale de dentro, del alma, del corazón, de la mente y por ello, duele. No es el dolor de los golpes, no, eso no es amar. Se trata de una profunda punzada en el fondo de ti mismo que te impide respirar, que no sabes como se para, pero que no quieres parar. El amor es nostalgia cuando no estás cerca de quién amas, es deseo de no perderlo cuando puedes tocarlo. No es estar en una nube, ni ver el mundo color de rosa. Porque por supuesto que amar te hace feliz, pero eso es independiente de si te corresponden o no, ya que dicen no hay nada mejor que amar y ser correspondido, pero tampoco hay nada mejor que ser capaz de sentir algo tan puro y bueno por otro ser humano. Para lograrlo, hay que trabajar día a día en el sentimiento. Tienes que construirlo con tus manos, forjarlo sobre promesas que no siempre son fáciles de cumplir y, cumplirlas.

El amor se basa en llevar al límite tu espíritu por otra persona, en llevarte a tí mismo con él. Consiste en volar a lo más alto sin importar la caída. Y todo esto, absolutamente todo, se puede llevar a cabo en cualquier tipo de amor. No importa cómo ni a quién, no importa lo que quieras ser con quién provoca esa sensación. Importa darlo todo. Hasta el final.

martes, 26 de enero de 2016

Hogar

No fue un abrir y cerrar de ojos. No fueron ni siquiera unos días ni unos meses. Pasaron años transcurriendo a una velocidad infinitamente más lenta de lo normal. El tiempo se quiso vengar mezquinamente. Se deleitó en verme sufrir al jugar con sus horas a mi lado y mis horas sin él.

Mucho, mucho después, desperté, sola, en mitad del océano. El corazón viajaba encogido debatiéndose entre el miedo y la esperanza. Pisé la tierra, su tierra, entre voces que se alternaban de todos los colores. En segundos, mi cruel amigo quiso darme un respiro, aflojando los dedos invisibles de mi cuello, para que, en el mar de nuevos sonidos que me rodeaba, alcanzara a oír su voz. El mundo se detuvo unos instantes, los primeros entre sus brazos, casi como pago por todos los abrazos que se hundieron en las aguas. Ahí, atrapada por su cuerpo, tuve tiempo de observarlo. Parecía más alto y más delgado, pero el resto, bueno, todo eso había permanecido igual. Su olor, su suave forma de sostenerme con timidez, sus tiernos ojos castaños, su sonrisa imperceptible, su barba incipiente anhelando ser cortada… Supe en seguida, al sentir su calidez bajo el aire frío del termostato de aquel aeropuerto, que no importaba qué pedazo de continente sostuviera nuestros pies, con él encontraba significado a la palabra hogar.

jueves, 21 de enero de 2016

Un condicional

¿Y si todos somos almas recicladas que a pesar de la distancia seguimos apegados a quienes nos fueron importantes en otra vida?

¿Y si la rueda del destino no fuera capaz de girar? ¿Seguiríamos unidos tú y yo?

¿Y si nuestros sueños sucedieran a la vez pero tú aún no lo sabes?

¿Y si nuestras vidas ya se cruzaron una tarde dejándonos exhaustos de emoción?

¿Y si el mundo se frenara en seco para gritarnos que nos encontremos?

¿Y si, sin saberlo, al final solo quedáramos tú y yo?

viernes, 15 de enero de 2016

Otros tiempos

Dicen los expertos de la lengua que familia es un conjunto de personas que viven en un mismo lugar. Dice mi corazón que esos ancianos se equivocan. A veces se trata de pequeños pedacitos de personas que colectas en transcurso del camino, de gente que aparece y que se marcha dejando un hueco y, sobre todo, de la gente que se queda. Puede referirse a muchos conjuntos humanos: hermanos separados en el tiempo y la distancia, hermanos del mismo tiempo y el mismo lugar, momentos compartidos, personas que te importan, que te apoyan.

Familia es un concepto anticuado. Familia es el amor que se profesan las personas. Es el amor de una pareja, el amor de una madre por un hijo, el amor de dos hermanos. Es quereros como si fuerais de mi propia sangre y de mi propia carne cuando solo compartimos minutos en el oscuro paisaje de lo que será la eternidad.

(Idea de mencionar la RAE de Geri)

Azul

Pensé en el azul de tus ojos flotando en el tren. Sí, anoche los volví a ver, igual que los cobalto como luces de dos rayos en la barra de aquel bar. Cuatro fantasmas que me persiguen, escondidos a pesar de iluminar como una guía mi camino. El fantasma de un pasado que quiero recordar, el del color que cuando miro, hace a la Tierra temblar bajo mis pies. Mi mundo se mueve gracias a esos ojos azules tras el tinte oscuro de las gafas de sol, a esas manos en mi espalda que guiaban nuestro baile, a esas palabras mudas de miradas cruzadas en pasillos. Ahora, me observas desde lejos, como quien cree ver un viejo conocido, mientras yo, sin decirte nada, te agradezco que hoy sostenga de mi mano la mano de otro hombre.

domingo, 10 de enero de 2016

A distancia

Ausente:
Esa es tu palabra y tu sentido.
Ausencia de tus brazos,
lejos cuando el océano nos separa.
Ausencia de tu boca
articulando las palabras de consuelo.
Ausencia de tenerte
cuando el tiempo cobra las facturas.

Presente:
Esa es mi palabra y esperanza.
Presencia en tu sonrisa
que dibujas si no prestas atención.
Presencia de tus ojos
que miran intrigados si te observo.
Presencia de tus labios
que cantan cuando creen no ser vistos.

Presente cuando estás ausente.
Presencia en la ausencia del destino.